Hola! Mi nombre es Jesús Fonte.
Durante 14 años, mi vida giró en torno a “la verdad”, una que no se me permitía cuestionar.
Fui misionero de sostén propio y a tiempo completo durante 4 años, predicando el mensaje bíblico de forma sutil y puerta a puerta, como lo hacían en la Edad Media los colportores valdenses en Europa.
Estaba completamente convencido de que servía a la causa de “apresurar el regreso de Cristo”.
Una frase repetida en la iglesia, que motivaba mi obra misionera, era esta:
“Si todos los que profesan obedecer la ley de Dios estuvieran santificados por ella, el mundo sería convencido de pecado. Nuestra influencia debería apresurar el día de Dios.”
Pero algo resonaba en mi mente…
El pecado de pensar.
La falta de libertad para expresar opiniones no alineadas con la narrativa oficial de la iglesia me disgustaba demasiado, pero lo guardaba en silencio por temor a la disciplina eclesiástica.
Cualquier cuestionamiento al dogma, la doctrina, pero sobre todo a la organización de la cual era ministro, desencadenaba censura y sospechas inmediatas de deslealtad.
Recuerdo que, tras una leve crítica, me interrogaban incluso sobre si era “miembro bautizado”, como si mi compromiso fuera una farsa o dependiera de una obediencia absoluta.
Después de fundar una congregación en Florida y tras años como misionero, sin poder expresar mis pensamientos como líder debido al control de la organización, dejé de asistir a la iglesia.
Al decidir salir, pasé meses atrapado en la angustiosa disyuntiva de que ser libre me convertiría en un apóstata, cargando con culpa y condenación eterna.
La doctrina del castigo eterno me persiguió durante años, incluso fuera de la organización.
Judas, mi salvador.
Pero quien me liberó de ese dolor fue… Judas. Sí, el mismo que traicionó a Jesús.
Por aquel tiempo hice un test profesional sobre “fortalezas y debilidades personales” que me hizo descubrir que el pensamiento crítico era una de mis fortalezas, algo que ni sabía que existía.
Así que me pregunte: “¿Qué pasaría si leyera la Biblia con los recursos del pensamiento crítico?”.
Y ahí estaba: la contradicción de las piezas de plata de Judas!
Esa fue la primera contradicción bíblica que descubrí, y se convirtió en la llave para romper las cadenas del dogmatismo religioso basado en la inerrancia bíblica.
Pensé: “Si la Biblia no es fiable, mucho menos lo sería “la iglesia verdadera” que controlaba mi mente”.
Luego con el tiempo me di cuenta de que cargaba con Traumas Religiosos que habían modificado mi comportamiento y me afectaban psicológicamente.
Como terapia leí libros como “Leaving the fold” (Dejando el redil), y “
, (Cuando la religión te hace daño).Ademas participe en el taller de Trauma Religioso del profesor Miguel Angel Nuñez.
Luego empecé este blog, no solo como catarsis, sino para ayudar a otras personas que puedan estar sufriendo las consecuencias del adoctrinamiento dogmático y fundamentalista religioso.
Porque sanar no es solo dejar atrás una religión, sino reaprender a confiar en uno mismo, abrazar el peso sagrado de la libertad, y asumir con valentía la responsabilidad de pensar, elegir y vivir sin el yugo de los absolutos del fundamentalismo religioso.
Espero este blog sea una bendición para ti!
Un abrazo!